El pasado Sábado 31, tuvimos el privilegio de escuchar a dos grandes intérpretes al piano en el ciclo Música de Cerca. En un recital a cuatro manos lleno de romanticismo, Laura Sierra y Manuel Tévar atraparon al público con su cercanía y con la emoción de cada una de las piezas que nos regalaron. Porque el romanticismo es más que un movimiento artístico en el que se incluyen unos cuantos compositores o poetas: hay romanticismo en todo lo que se hace enamorado. Laura y Manuel demostraron estar enamorados del piano y de toda la Música que trajeron a Juventudes Musicales. Fue un éxito artístico y de público, lo que quedó demostrado por los aplausos del final, que el I&K Piano Dúo agradeció un dos generosas propinas. 

Abrió el concierto el Aria de la Cantata de Caza de Bach, arreglada por el propio Manuel Tévar. En esta deliciosa pieza se muestra el Bach más tierno -bien podría servir como canción de cuna-, y fue el aperitivo perfecto para el resto del programa. En la letra del aria se ensalza la tranquilidad que da saberse a salvo, usando la imagen de un rebaño de ovejas que es vigiliado por su noble pastor. Es una obra que transmite paz. La que probablemente no tenía Schubert cuando compuso su maravillosa Fantasía en Fa Menor, que escuchamos a continuación, dedicada a una alumna suya de la cual estuvo enamorado sin ser correspondido. A lo largo de sus cuatro movimientos sin solución de continuidad, Manuel y Laura supieron llevarnos a través de un mundo rico en sentimientos contradictorios, donde se adivinan tanto el ideal del amor, tan propio del Romanticismo, como la angustia de la soledad, y quién sabe si incluso el presentimiento de la propia muerte -Schubert falleció pocos meses después de componer esta obra, antes incluso de verla publicada-. 

Del sentido romántico de Schubert y, por qué no, también de Bach, pasamos en la segunda parte al del siglo XX, con la Habanera de Montsalvatge y sobre todo con Piazzolla y su Historia del Tango. El Tango, que Piazzolla transformó y convirtió en un lenguaje universal, comparte con las grandes obras del Romanticismo la tensión de la pasión, el sentido trágico del amor. Se notó que esta obra es muy querida por el dúo, no en vano titularon su disco, publicado el año pasado, con el nombre de su segundo movimiento: "Café 1930". Precisamente fue en este movimiento donde el recital alcanzó su momento de mayor belleza, gracias a una interpretación tan elegante como emotiva. No menos intensa fue la Danza de la Vida Breve de Falla que escuchamos para terminar el programa, llena de colorido y de vitalidad. Siempre es un placer disfrutar de Falla, uno de nuestros compositores más universales. Cuánta emoción hay en esa pieza, y qué estupendo cierre fue para un recital lleno de sentimiento. 

Como dijo el propio Astor Piazzolla, «la Música es el arte más directo, porque entra por el oído y va derecho al corazón».  Laura y Manuel tienen una actividad muy intensa por delante, llena de conciertos dentro y fuera de España, e incluso cerrarán esta temporada tocando en el Carnegie Hall de Nueva York. Para nosotros fue un honor recibirles y escucharles, y estamos seguros de que seguirán conquistando los corazones del público. En cualquier continente, donde vayan.