Y SOLER VOLÓ A LA ALHAMBRA - Inolvidable encuentro con Rosa Torres-Pardo, Arantxa Aguirre y Luis Agius
Si algo hemos aprendido de la vida de Antonio Soler es que a un artista no se le puede encadenar. El alma de un genio siempre encuentra la forma de volar, porque le sobran las alas. ¿Hacia dónde? Quien no haya mirado nunca a un artista a los ojos no podrá comprenderlo.
En Juventudes Musicales recibimos el pasado Sábado 28 a tres personalidades artísticas diferentes pero igualados en humanidad y en esa mágica convicción de quienes viven como son y como sienten. Sencillamente. Y qué hermoso fue impregnarse un poquito de eso, aunque solo fuera por un rato.
Comenzó la sesión con la interpretación de Rosa Torres-Pardo del famoso Fandango de Soler y de una breve Sonata al piano, profunda y meditativa. Rosa, como todos los maestros, hace suyo cualquier piano, y nuestro Yamaha sonó en sus manos con matices y amplitudes diferentes. Una ocasión excepcional que recordaremos siempre. Su interpretación marcó el tono del resto del acto, que se convirtió en una entrañable puesta en común en la que nuestros invitados, Arantxa Aguirre y Luis Agius, además de la propia Rosa, compartieron con nosotros lo que nos traían: la música, un libro, una película.
El documental "Una Rosa para Soler" resultó ser una forma extraordinariamente original de aproximarse a la figura de uno de los más importantes compositores del siglo XVIII, el cual probablemente no haya terminado de recibir el reconocimiento que merece. La perspectiva ofrecida de su vida y de su obra animó en el público el interés por descubrir quién era el hombre y qué emociones le mantuvieron con vida en la penumbra y el frío de su celda -ese hombre que murió soñando con conocer Granada-. En realidad, el documental no da muchas respuestas, y ahí está precisamente su mayor acierto. No es una película para ilustrar ni instruir, sino para recrearse en la belleza de la Música, la Danza y las imágenes. Un documental que no quiere ser un documento de investigación, sino un cuadro en movimiento que recrea y transmite la pulsión vital de la que emana el Arte. Solo pudimos dar la más efusiva enhorabuena a Arantxa y a todo su equipo, buena parte del cual también nos estuvo acompañando.
Luis Agius compartió su libro y uno de sus relatos. En “Entrevista en El Escorial”, que forma parte de su reciente publicación “Músicos ante el Abismo”, Luis fabula sobre la visita de Lord Fitzwilliam. Este melómano y aristócrata inglés hizo un largo y penoso viaje solo para encontrarse con Antonio Soler en el monasterio y comprarle algunas partituras. En su libro, Agius imagina a este pertinaz admirador del arte de Soler intentando convencerle de que abandone los hábitos y se instale en Londres bajo su protección. En fin, creía que le ofrecía la libertad sin comprender que Soler no podría aceptar nunca su propuesta, porque ya tenía la libertad que podía desear: la de su Música. "Dé a conocer la música de este humilde fraile, encerrado en este gigantesco sarcófago (...)" le pide como único encargo.
Como si hubiera recibido ella misma ese encargo, Rosa Torres-Pardo emprendió la tarea de devolver a la vida los seis Quintetos de Soler. Soler fue el primero en componer para la formación de cuarteto de cuerda y teclado, que tiempo después adoptaron Beethoven, Schubert, Brahms y Dvořák entre otros. Con el mismo espíritu renovador de Soler, Rosa los grabó con instrumentos actuales -piano y cuarteto moderno, no barroco- en un disco que se publicó en 2013. Ella no defiende la interpretación de obras barrocas con instrumentos modernos, no lo necesita. Como nos explicó durante la tertulia, concibe la música como algo vivo que puede y debe reinventarse para multiplicarse. Lo ha demostrado con sus múltiples proyectos interdisciplinares, como su intervención en "Iberia", película de Carlos Saura del año 2005 en torno a la suite de Albéniz, con la participación de los bailarines Sara Baras, Antonio Canales, Miguel Ángel Berna y José Antonio Ruiz, y del guitarrista Manolo Sanlúcar. Su admiración por Albéniz y su labor por la difusión de su legado se hicieron también patentes en "El Color de la Música", dirigida por José Luis López-Linares, a quien tuvimos el honor de tener entre el público acompañando a Rosa y a Arantxa. Con esos antecedentes, y con el de su espectáculo "Desconcierto para piano y voz", en el que acompañó a la cantaora Rocío Márquez, no es de extrañar que surgiera la idea de un proyecto tan original y respetuoso como "Una Rosa para Soler", en el que se combinan tantas cosas y no sobra ninguna, gracias sobre todo a la delicada mano de Arantxa Aguirre.
Ambas, cineasta y pianista, nos han descubierto a un músico que, más de doscientos años después de su muerte, lamentablemente parece seguir en su celda de El Escorial, casi tan aislado y desconocido como en vida. Podemos imaginarlo componiendo todavía, a un ritmo mucho más lento, como esa condena a la que él mismo se somete en el relato de Luis Agius, para purgar sus pecados mundanos. Al mismo tiempo, y con la lentitud de la veneración, puede que alguien recorra ahora mismo uno de sus frágiles facsímiles en algún archivo.
Rosa Torres-Pardo fue una de esas personas que vio la caligrafía del fraile sobre el papel envejecido. Gracias a ella y a otros músicos emprendedores como ella, la Música de Soler, «Soler», rompió todas las cadenas, se escapó de El Escorial y llegó a muchos sitios, quizá también a Granada. Y puede que desde entonces se refresque la frente en las fuentes de La Alhambra. O que apoye la mirada en las cumbres de Sierra Nevada mientras aspira la dulce fragancia de los jazmines.